Por el año 1000, podias encontrarte tipos como este en una batalla, con la típica armadura de placas y un casco que no parece muy atractivo, pero que seguro era fácil de manufacturar.
Os copio esto encontrado en el blog: Hablemos de historia: http://hablemosdehistoria.com/
En la cultura popular podemos ver claramente esas continuidades: sentido de pertenencia a una comunidad, la propiedad comunal o compartida (no se deben confundir con la idea de propiedad privada y la realización personal, que surgieron del mundo burgués), la espiritualidad mixta (tanto religioso-dogmática como profana), y la necesidad de vivir el día a día. Esta última continuidad es en realidad compartida con el mundo burgués y el aristocrático. ¿Por qué? Porque la muerte no selecciona a quien llevarse, ante ella todos somos iguales. Esta realidad ya la habíamos comentado en el papel del santo en la fe popular.
Recordemos como decíamos en aquel artículo, que la Edad Media estaba plagada de casos de peste, hambrunas, y cambios climáticos que influían físicamente en la gestación de agudas crisis sociales y morales (abandono de tierras, robo, saqueos, prostitución, etc.) Hoy con ayuda de la obra de Georges Duby (*), me gustaría comentarles algo sobre el año 1000 dC, y su importancia para la Historia Medieval así como su relación con el concepto de herejía. No por nada la gente de la época creía que se les venía el final de los tiempos.
El año 1000 es una fecha importante porque derivada de los males citados, apareció una crisis intelectual en el seno de la misma Iglesia Católica. Tales grupos de intelectuales eran tildados de herejes desde Roma, mientras que para los sectores populares representaban hombres y mujeres dignos de imitar. Eran verdaderos predicadores que planteaban un regreso a la espiritualidad ante la crisis moral y social que asolaba Europa tras las enfermedades y las hambrunas. Criticaban la vida eclesial por ser elitista, llena de lujos y pecados. Denunciaban la corrupción interna de la Iglesia, el robo sistemático a través de la limosna y el diezmo, así como la necesidad de volver a la vida humilde de las primeras comunidades cristianas empezando desde el Papa y su consorte.
Obviamente, la construcción de ese Edén no le convenía al mundo eclesial, por eso surge el concepto de hereje como defensa de la Iglesia ante las ideas que pudieran derribar el orden establecido. Sin embargo, la herejía no nacía separada de la Iglesia, sino que la crítica provenía dentro de ella. Estos hombres eran instruidos y no querían dejar de pertenecer a ella, sino devolverle la espiritualidad que había perdido.
La existencia de sectas y movimientos separatistas ocurren en realidades de persecución de la disidencia. La Iglesia, que en otros tiempos había sido perseguida, ahora era el cazador. Y esta realidad no se puede circunscribir a la Iglesia Católica, ya que la Reforma Protestante de los siglos XV-XVI también adoptará medidas contra la disidencia.
Desde el año 1000 hasta la Reforma Protestante, la Iglesia sobrevivió asimilando la importancia de mantener la devoción popular, y lo hizo por medio de la representación de imágenes y los testimonios “en vida” que son los santos, los héroes de la Fe. Aún hoy para muchas personas, la figura del santo es fundamental. Incluso para el burgués, donde existen testimonios que muestran como antes de morir, algunos buscaban la salvación “donando sus bienes a los pobres”.
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La importancia del año 1000 y la herejía
Uno llegaría a pensar en la Edad Media como un atraso importante de la Humanidad, pero eso responde más a una fascinación por el mundo grecorromano, que lo que realmente sucedió. La verdad es que la Edad Media sentó las bases de la cultura occidental tanto como lo hizo en su momento la Antigüedad.En la cultura popular podemos ver claramente esas continuidades: sentido de pertenencia a una comunidad, la propiedad comunal o compartida (no se deben confundir con la idea de propiedad privada y la realización personal, que surgieron del mundo burgués), la espiritualidad mixta (tanto religioso-dogmática como profana), y la necesidad de vivir el día a día. Esta última continuidad es en realidad compartida con el mundo burgués y el aristocrático. ¿Por qué? Porque la muerte no selecciona a quien llevarse, ante ella todos somos iguales. Esta realidad ya la habíamos comentado en el papel del santo en la fe popular.
Recordemos como decíamos en aquel artículo, que la Edad Media estaba plagada de casos de peste, hambrunas, y cambios climáticos que influían físicamente en la gestación de agudas crisis sociales y morales (abandono de tierras, robo, saqueos, prostitución, etc.) Hoy con ayuda de la obra de Georges Duby (*), me gustaría comentarles algo sobre el año 1000 dC, y su importancia para la Historia Medieval así como su relación con el concepto de herejía. No por nada la gente de la época creía que se les venía el final de los tiempos.
El año 1000 es una fecha importante porque derivada de los males citados, apareció una crisis intelectual en el seno de la misma Iglesia Católica. Tales grupos de intelectuales eran tildados de herejes desde Roma, mientras que para los sectores populares representaban hombres y mujeres dignos de imitar. Eran verdaderos predicadores que planteaban un regreso a la espiritualidad ante la crisis moral y social que asolaba Europa tras las enfermedades y las hambrunas. Criticaban la vida eclesial por ser elitista, llena de lujos y pecados. Denunciaban la corrupción interna de la Iglesia, el robo sistemático a través de la limosna y el diezmo, así como la necesidad de volver a la vida humilde de las primeras comunidades cristianas empezando desde el Papa y su consorte.
Obviamente, la construcción de ese Edén no le convenía al mundo eclesial, por eso surge el concepto de hereje como defensa de la Iglesia ante las ideas que pudieran derribar el orden establecido. Sin embargo, la herejía no nacía separada de la Iglesia, sino que la crítica provenía dentro de ella. Estos hombres eran instruidos y no querían dejar de pertenecer a ella, sino devolverle la espiritualidad que había perdido.
La existencia de sectas y movimientos separatistas ocurren en realidades de persecución de la disidencia. La Iglesia, que en otros tiempos había sido perseguida, ahora era el cazador. Y esta realidad no se puede circunscribir a la Iglesia Católica, ya que la Reforma Protestante de los siglos XV-XVI también adoptará medidas contra la disidencia.
Desde el año 1000 hasta la Reforma Protestante, la Iglesia sobrevivió asimilando la importancia de mantener la devoción popular, y lo hizo por medio de la representación de imágenes y los testimonios “en vida” que son los santos, los héroes de la Fe. Aún hoy para muchas personas, la figura del santo es fundamental. Incluso para el burgués, donde existen testimonios que muestran como antes de morir, algunos buscaban la salvación “donando sus bienes a los pobres”.
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