
Como cada pre-verano, en casa de mi abuelita, se limpiaba la piscinita.
Gusarapos, remeros, fruta podrida, juguetes del invierno, esqueletos de avispas, fango y mierda como nunca ha visto el rey de los sedimentos esperaba la llegada del limpiapiscinas.
Luego crecí un poco y el marrón se lo comió mi hermano.
Aquel contacto extremo con el verdín ha inspirado este dibujo.